viernes, noviembre 22, 2024
Gaming

¿Cómo se reinventa E3 después de la pandemia?

He tenido la fortuna de cubrir E3 in situ en varias ocasiones. La primera fue en E3 2012; aquel fue el año de la infame demo del primer Watch Dogs y de la previa del estreno de Wii U. En general, ese E3 no fue tan impactante en términos de presentaciones, porque las Xbox 360 y PlayStation 3 llevaban seis años en el mercado y tecnológicamente, no daban para mucho más.

E3 2012 no es de los que pasan a la historia, más allá del episodio Watch Dogs. Posteriormente, volví a E3 año tras año hasta 2017 y pude ver como las compañías, cada 365 días, hacían su mejor esfuerzo por promover sus nuevas consolas, juegos y experiencias. No siempre ese esfuerzo resultaba bien, pero esa es otra historia.

Sin embargo, así como mi primer E3 fue nada memorable en términos de innovación o avances, lo recuerdo por algo muy particular: cada año que volví, me daba la impresión de que el centro de convenciones de Los Ángeles estaba más vacío, no tanto de público asistente sino de booths de compañías que, por algún motivo, decidían restarse de la feria.

E3 portada

¿Era esto percepción mía o efectivamente algo estaba pasando con E3? Es difícil responder esto a ciencia cierta, porque los datos oficiales de asistencia a E3 los entrega la Electronic Software Association (ESA), organización que precisamente es la que levanta el evento. Está en el interés de la ESA que E3 se mantenga en alto, porque el espacio que las compañías pagan es caro y el centro de convenciones de Los Angeles no debe ser un lugar barato.

Aun así, hay ciertos datos que confirman mi apreciación de que efectivamente E3 fue perdiendo tracción a medida que avanzaba la década del 2010. Un estudio de la agencia de comunicaciones Evolve PR revela que, desde 2017 en adelante, el impacto de E3 fue decayendo. No solo en cuanto a número de asistentes, sino también en cuanto a cobertura general de los medios y la cantidad de artículos que se publicaron sobre lo que ocurre con la feria.

Y esto, por consecuencia, provoca que las compañías que producen videojuegos tengan que evaluar seriamente si estar en E3 es tan conveniente como antes o no. Como bien mencioné antes, para una empresa cualquiera, participar en E3 es caro. Hay algunas como Microsoft, Nintendo o Sony que sí tienen soporte financiero suficiente como para estar ahí cada año y pese a ello, PlayStation se restó del evento en 2019 y desde entonces, no ha vuelto a participar.

Por otra parte, empresas igual de grandes como EA decidieron en 2016 hacer sus presentaciones por cuenta propia y estar, al menos de manera oficial, fuera de E3. Y esto se hizo patente en el lugar mismo del evento, ya que EA siempre tuvo un stand gigantesco en el edificio sur del centro de convenciones; de un año para otro, ese edificio quedó mucho más vacío y ya se podía caminar tranquilamente sin tropezar con nadie.

E3 2016
(Kevork Djansezian/Getty Images)

Porque E3 es un evento de mucha gente. Las filas muchas veces son enormes y llegar al evento sin citas agendadas para demos o presentaciones a puertas cerradas implica muchos tiempos de espera. Sin embargo, aquí hay una pequeña trampa: desde hace unos años atrás, y ante la baja cantidad de asistentes a la feria (tanto prensa como empresas), la ESA decidió abrir las puertas al público general. Y así, E3 se llenó de nuevo, al menos en cantidad de personas.

El fondo de lo que ocurre con E3 es simple de entender en general. Hoy, el streaming es una poderosa herramienta para llegar a un público masivo y prueba de ello es que desde hace mucho tiempo que las conferencias de E3 las vemos en vivo sin necesidad de estar físicamente en Los Angeles. YouTube y Twitch le han permitido a todo mundo hacerse parte de esto y Nintendo fue de las primeras en entender que una cápsula pregrabada como el Nintendo Direct era más que suficiente para llamar la atención del público, amén de que mucho más barato de producir. Y no solo durante E3, sino en cualquier momento del año y por los motivos que fueran.

Las presentaciones pregrabadas y vía streaming llegaron para quedarse y este año la pandemia significa el adiós, al menos temporal, a las conferencias de grandes teatros como las de Microsoft, EA o Ubisoft. Entonces, ¿cómo puede E3 reinventarse de ahora en adelante? Ciertamente el evento no va a desaparecer, pero es el momento de que la ESA defina una identidad. ¿Es E3 una instancia para que la industria se junte en un solo lugar a establecer contactos, relaciones y negocios? ¿Es E3 un evento tipo PAX o Comic Con, diseñados para el público general? Cualquiera sea el camino que tomen, este debe decidirse rápido, porque lo que va a ocurrir en 2021 es una suerte de salvavidas para un evento cuya forma tradicional está cada vez más en entredicho.

E3 2012
Aquí su servidor, en E3 2012. Halo 4 era el siguiente gran estreno.

En 2017 fui por última vez a E3 y tengo muy buenos recuerdos de esa feria en particular. A final de cuentas, y más allá de lo agotador que resulta estar cuatro días caminando casi sin parar, es una experiencia que cualquier aficionado a los videojuegos quisiera vivir, aunque sea por conocer y compartir con otra gente que disfruta del mismo hobby.

Así mismo, no dejo de pensar que quizás los mejores años del evento en su versión física ya pasaron y me alegra el haber tenido la suerte de estar ahí. Aunque sea por haber probado un montón de juegos cuya demo de E3 fue mucho mejor que la versión final.

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