Un excursionista perdido en un monte se recupera tras estar muerto durante 45 minutos
Extraviado en una densa niebla, el hombre fue encontrado al día siguiente y trasladado a un hospital, donde perdió los signos vitales y posteriormente se recuperó.
Un senderista de 45 años desapareció en el Parque Nacional Mount Rainier el pasado 7 de noviembre, en medio de una espesa niebla. Al ver que no regresaba al estacionamiento, su amigo reportó la desaparición.
Michael Knapinski fue encontrado casi 24 horas después por un equipo de rescate aéreo, que lo transportó en helicóptero al Centro Médico Harborview en Seattle. Tenía síntomas de congelación y estaba inconciente.
«Tenía pulso», recordó la Dra. Jenelle Badulak, una de las primeras personas en tratarlo, pero pronto sufrió un paro cardíaco.
«Murió mientras estaba en la sala de emergencias, lo que nos dio la oportunidad única de tratar de salvar su vida básicamente pasando por alto su corazón y sus pulmones, que es la forma más avanzada de soporte vital artificial que tenemos en el mundo», dijo Badulak a Seattle Times.
Los médicos le practicaron reanimación cardiopulmonar en repetidas ocasiones y lo conectaron a un dispositivo de oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO).
En ese proceso, la sangre se bombea fuera del cuerpo a una máquina corazón-pulmón que elimina el dióxido de carbono y envía sangre llena de oxígeno a los tejidos del cuerpo, detalló Badulak.
Knapinski permaneció sin vida durante unos 45 minutos. Posteriormente, lograron reiniciar su corazón y estabilizar su estado, y finalmente, dos días después el paciente abrió los ojos.
«Volvió de entre los muertos… Tal vez no haya sido médicamente correcto, pero su corazón no latió por más de 45 minutos. Es asombroso», afirmó Saman Arbabi, director médico de la unidad de cuidados intensivos quirúrgicos de Harborview.
Actualmente, Knapinski sigue teniendo algunos problemas en el corazón y los riñones, y algunos inconvenientes a nivel cognitivo, pero los médicos creen que estará bien, agregó Arbabi.
Michael Knapinski, que dedica mucho tiempo al trabajo voluntario en el Banco de Alimentos del Ejército de Salvación en Seattle, asegura que a partir de ese episodio momento su vocación es ayudar a la gente.
El personal del hospital «simplemente no se rindió conmigo. Hicieron un gran trabajo para mantenerme con vida», añadió durante una llamada telefónica con Seattle Times. «Tengo que agradecer a un millón de personas», afirmó.
RT espanol