domingo, diciembre 22, 2024
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Revelan que un manuscrito medieval sirvió literalmente para asistir a mujeres en el parto

El documento, un pergamino inglés del siglo XV, estaba salpicado de fluidos humanos, cuyo origen ha podido ser identificado gracias a un estudio biomolecular.

El contenido de un manuscrito medieval no siempre se limita al texto o a las ilustraciones, como ha demostrado un estudio científico publicado este 10 de marzo, que señala que gracias a un análisis bioquímico los científicos establecieron que un pergamino de 3,3 metros se utilizó para envolver el vientre de las mujeres parturientas.

Los investigadores aplicaron al ‘manuscrito 632’, conservado en el museo londinense Wellcome Collection, una técnica que se había usado anteriormente para extraer los compuestos orgánicos llamados colágenos de otros pergaminos antiguos para identificar de qué animales estaban hechos. Esta vez ya estaba claro que el material era cuero de oveja cosido, pero el método puso al descubierto mucha más información sobre su uso original.

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«Si una mujer que está dando a luz se ciñe esta cinta en el vientre, parirá segura y sin peligro«, reza una inscripción del pergamino, confeccionado en Inglaterra en el siglo XV. La acompañan algunas imágenes, tanto de motivos cristianos como simbólicos o incluso mágicos, como una mano que echa los dados.

La investigación no se limitó a la lectura y la interpretación de los dibujos. El equipo, liderado por Sarah Fiddyment, de la Universidad de Cambridge, frotó suavemente la frágil faja con una goma de borrar para extraer las proteínas conservadas sin dañar el material. A continuación, los compuestos presentes fueron identificados y comparados con otro pergamino, en este caso del siglo XVIII.

La faja medieval contenía docenas de compuestos adicionales: rastros de miel, leche, huevos, cereales y legumbres y también múltiples proteínas humanas. Muchas de ellas son componentes específicos del líquido amniótico, lo que apunta que el pergamino era usado durante el parto.

Todos los componentes dejados por los mencionados productos alimentarios pudieron ser relacionados con las fórmulas que distintos textos médicos medievales daban para tratar a las mujeres durante el parto o el embarazo, concluyó el estudio. Encontrarlos en el manuscrito 632 fue una prueba de que en la época medieval se tomaban muy en serio lo que decían los textos, comentó Fiddyment. «Esta es una forma de demostrar que lo escrito se llevó a cabo en la práctica«, afirmó.

El estudio ha reconstruido también la técnica con la que posiblemente se envolvía con la faja la pelvis de la parturienta:

Los autores conjeturan que el manuscrito-faja probablemente lo confeccionaron unos monjes británicos preocupados por la salud femenina, ya que en aquella época era muy común que las mujeres murieran durante el parto. También hay que tener en cuenta que fue elaborado décadas después de que Europa se viera asolada por la peste negra, una plaga que provocó una gran despoblación en el continente.

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