Más del 30% del café que se toma en Colombia es importado
Colombia es uno de los pocos países reconocidos a nivel internacional por su producto insignia: el café. Sin embargo, ha llamado la atención de muchos que los colombianos no son grandes consumidores de café comparados con otras regiones como Europa y Estados Unidos. Además, muchos desconocen que gran parte del café que se comercializa en el país no se produce localmente y esto genera apatía e incomprensión alrededor de la gran variedad de perfiles especiales.
De acuerdo con cifras de la Federación Nacional de Cafeteros, el consumo per cápita de café en el país es de cerca de 2,2 kg al año mientras que, en países europeos, como Finlandia, el consumo interno es cinco veces mayor, bordeando los 12 kg per cápita. Según Kantar, esto se debe a que a pesar de que el 99% de los hogares colombianos consume café, lo hace con baja frecuencia e incluso más por costumbre que por tener una experiencia memorable en donde se deleiten por las cualidades del grano.
Se ha evidenciado que las generaciones más jóvenes están cada vez más interesadas en la diversidad de perfiles y características del café, sin embargo, la inmensa mayoría de los colombianos históricamente ha estado expuesta a cafés con perfiles de “segunda” lo que ha contribuido a que el país no tenga una cultura alrededor de esta bebida. Valdría la pena indagar a profundidad, la cantidad de colombianos que realmente conocen el origen y el tipo de café que se toman a diario.
Producción cafetera
Un gran porcentaje del café que se comercializa en el país no es producido localmente. En los últimos 12 meses, la producción de café superó los 14 millones de sacos de 60 kg, de los cuales, 12,7 millones se exportaron. Por lo tanto, quedan 1,3 millones para consumo interno. Esto se traduce en un déficit de 800.000 sacos que terminan siendo importados para suplir la demanda del mercado local, que de acuerdo con la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), es de 1,9 a 2,1 millones de sacos anuales. En resumidas palabras, el consumo de café importado es más común de lo que se piensa y en el 2020, osciló en el 38%.
Lo anterior, desemboca en que las empresas de la categoría de café, deberán adoptar un etiquetado más transparente y correcto en el que se detalle el origen del grano que comercializan, para que el consumidor pueda tomar una decisión de compra fundamentada y, sobre todo, se promueva el abastecimiento familiar con productos locales. De esta forma, se podría fomentar una cultura de café en la que realmente se eduque sobre los perfiles de taza, entendiendo su historia, su proceso de producción y su preparación.
Se concluye que ahora más que nunca, los colombianos merecen tomar el café producido en su país, un café de calidad, un café que les pertenece. Cuando los colombianos disfruten y conozcan el café premium producido nacionalmente, se mejorará la experiencia de consumo, llevando a un fortalecimiento de la demanda interna y, por ende, a los ingresos a los productores.
Extra colmbia