viernes, noviembre 22, 2024
Internacionales

La polémica por la presencia de una flota de 340 barcos extranjeros cerca de las Galápagos y el debate sobre qué hacer para proteger el archipiélago

El pasado mes de julio, los ecuatorianos se escandalizaron al difundirse ampliamente por todos los medios del país la noticia sobre la presencia de una flota pesquera de 260 barcos —la mayoría de bandera china, y otros de Panamá y Liberia—, en las cercanías de la Zona Económica Exclusiva Insular (ZEEI) de las islas Galápagos.

Según Bruno Leone, presidente de la Cámara Nacional de Pesquería (CNP) del país sudamericano, el número de barcos fue mayor al anunciado entonces, y alcanzó los 340, que estuvieron faenando al sureste de las Galápagos.

Ante la presencia de esta flota, el canciller ecuatoriano, Luis Gallegos, anunció una serie de acciones. Entre esas medidas, está el fortalecimiento de la participación del Estado en organizaciones regionales de ordenamiento pesquero, como la Comisión Interamericana del Atún Tropical (CIAT) y el Organismo Regional de Ordenamiento Pesquero del Pacífico Sur (OROP-PS).

También hubo contactos con las cancillerías de Costa Rica, Chile, Perú, Colombia y Panamá para hacer coordinaciones regionales sobre este tema.

Asimismo, el canciller dio a conocer que se había trasladado al Gobierno de China, «de manera cordial pero firme», que Ecuador «hará prevalecer sus derechos marítimos sobre su Zona Económica Exclusiva, sin distinción de bandera».

En esas conversaciones, según anunció el ministro, China se comprometió con algunos de los requerimientos hechos por Quito, como que todos los barcos del país asiático estarán en moratoria de pesca durante varios meses (septiembre a noviembre) en el oeste de altamar de la zona de protección de Galápagos, cesando sus operaciones durante ese tiempo.

China, además, aceptó que Ecuador supervise los barcos pesqueros de su país que se encuentren en altamar y solicitó que si la parte ecuatoriana tuviere cualquier indicio de pesca ilegal por parte de la flota pesquera china, se informase a su Gobierno. Además, el país asiático aseguró que castigaría severamente y con una política de tolerancia cero a todas las embarcaciones chinas relacionadas con pesca ilegal y a las empresas a las cuales pertenecen.

¿Qué hacía esa gran flota pesquera?

Leone explica que «esos barcos vienen en busca de un recurso que es el calamar gigante, que es transzonal y migratorio».

Generalmente esas embarcaciones se ubican más hacia el sur, cerca de aguas de Perú y Chile, donde se encuentra ese calamar; pero, debido a que se ha presentado un fenómeno climático, con aguas frías que subieron a la altura del este de las Galápagos, ese preciado animal marino también llegó a la zona y la flota pesquera tras él.

«Hoy, eso ha ido cambiando, el calamar se ha ido moviendo hacia el sur y los barcos se han ido moviendo hacia allá«, detalla el titular de la CNP.

Por ello, considera como «una burla» que el canciller informase del acuerdo alcanzado con China sobre la moratoria de pesca, al considerar que «entre septiembre y noviembre ese recurso no está disponible» en la zona cercana a Galápagos.

Aguas internacionales

Leone señala que «se ha vendido la idea de que los chinos están despedazando Galápagos, cosa que no es tan así».

En medio del escándalo, el ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, ofreció una conferencia de prensa e informó que ni un solo barco chino o de otras nacionalidades había entrado en la Zona Económica Exclusiva ni insular ni territorial de Ecuador.

«En la demarcación de las dos zonas, la ZEEI de Galápagos y la continental existe un corredor, que son aguas internacionales, en las que el Ecuador no tiene injerencia, es ahí donde se encuentran«, manifestó entonces.

El ministro indicó que la flota naval ecuatoriana, que está conformada por corbetas, guardacostas y aviones, realiza patrullaje y la exploración marítima de manera permanente.

Esta situación no es nueva. En 2017 se detectaron 287 busques de una flota china; de hecho, fue capturado un barco frigorífico, conocido como «Hualcopo», por ingresar a la Reserva Marítima de Galápagos. En 2018 se ubicaron unas 300 embarcaciones y el año pasado la cifra alcanzó los 245 barcos.

¿Es necesario ampliar la reserva?

En el Parlamento, una de las propuestas que ha comenzado a tomar fuerza, aunque estaba antes del escándalo, es la de ampliar la Reserva Marina de Galápagos (RMG); sin embargo, Leone señala que «no sería una solución adecuada».

Las islas Galápagos, ubicadas a 1.000 kilómetros de la costa de Ecuador, tienen un anillo que las rodea, de 200 millas náuticas, que conforma la ZEEI. Dentro de esta área hay un anillo más pequeño, de 40 millas, que es la RMG, de 133.000 kilómetros cuadrados, que es Patrimonio Natural de la Humanidad.

«Dicen que hay que ampliar la reserva de 40 a 80 millas, pero este nuevo polígono de 80 quedaría dentro de las 200 millas; entonces, los chinos seguirían en la milla 201, donde están, que son aguas internacionales«, explica Leone.

En una participación que tuvo en la Comisión de Soberanía, Relaciones Internacionales y Seguridad Integral de la Asamblea Nacional, que estudia este tema de las Galápagos, el titular de la CNP manifestó que, además, la ampliación de la RMG afectaría al 60 % de las capturas de atún dentro de la ZEEI, perjudicando directamente al sector pesquero nacional.

Esto, debido a que el sector pesquero ecuatoriano faena entre la línea de las 40 millas náuticas, donde termina la RMG, hasta la 200, donde culmina la ZEEI y comienzan las aguas internacionales.

Otra de las propuestas que ha sonado es «la creación de una especie de microvía entre las islas Galápagos y la isla del Coco (Costa Rica), para proteger unas especies transzonales», entre ellas algunas de las protegidas del archipiélago ecuatoriano, cuenta Leone.

Esto sería hacia el norte de las Galápagos; por ello, el titular de la CPN dice que «tampoco es una solución», puesto que la presencia de los barcos es hacia el sur, donde está el calamar que, dice, es una especie de agua fría que nunca va a llegar a esas latitudes.

Las propuestas de la CNP

Con esas propuestas, Leone considera que se está llevando «equivocadamente» el debate sobre las Galápagos. «Tenemos que centrar la discusión correctamente, técnicamente, para tomar la mejor medida», afirma.

«Nosotros (CNP), debo decirlo enfáticamente, somos los primeros y los más interesados en qué Galápagos se mantenga de la forma como hasta ahora, como un patrimonio de la humanidad; para nosotros es muy importante que los recursos estén en un estado saludable, porque eso es de lo que vivimos, de poder capturarlos sosteniblemente», subraya.

Además, indica que es evidente que una faena de pesca intensa en un área pequeña, como donde se localizó esta flota de más de 300 barcos, «definitivamente, tiene un impacto ambiental».

Ante ello, desde la CNP, en primer lugar, han planteado que, como miembro de la OROP-PS, Ecuador acuda a la reunión que se llevará a cabo en enero próximo en San Petersburgo (Rusia) y solicite —con datos e información a la mano— medidas de ordenamiento para esos barcos calamareros extranjeros, es decir, que se regule, de alguna forma, esa faena en altamar.

«Está bien que pesquen en aguas internacionales y dentro del concepto de libertad […] lo que no puede haber es libertinaje, que pesquen sin respetar los ciclos reproductivos de la especie o, eventualmente, capturar especies juveniles», menciona Leone.

Recuerda que ellos, los miembros de la CNP, al ser integrantes de la CIAT, tienen regulaciones, como vedas de 72 días, un límite regional de barcos, el cierre de un área espacial al oeste de Galápagos y observadores a bordo en cada uno de sus barcos. Aunado a ello, hacen las gestiones necesarias para que si algún tiburón, tortuga, mantarraya u otra especie vulnerable entra a las redes de pesca, pueda ser liberada con vida al mar.

También, piden que se cumpla con más rigurosidad el Acuerdo sobre la aplicación de las disposiciones de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, de 10 de diciembre de 1982, relativas a la conservación y ordenación de las poblaciones de peces transzonales y las poblaciones de peces altamente migratorios, que fue ratificado por Ecuador en 2016.

El artículo 21 de esa normativa, dice Leone, habla sobre «el derecho a la visita», aquel que tiene un país para subir a bordo e inspeccionar los buques pesqueros de otras banderas que estén cerca de sus aguas, a fin de asegurar el cumplimiento de las medidas de conservación y ordenación de las poblaciones de peces transzonales y de especies altamente migratorias.

Sumado a esto, han comunicado al Gobierno que una buena acción sería que se hagan los estudios del caso para la creación de una flota calamarera ecuatoriana, al igual que la tienen otros países de la región, como Chile y Perú.

De momento, los miembros de la CNP han conversado con Norman Wray, ministro presidente del Consejo de Gobierno de Galápagos, y Danny Rueda, director del Parque Nacional Galápagos, a fin de conformar una mesa de trabajo donde puedan discutir qué es lo mejor que se puede implementar en el archipiélago ecuatoriano.

«Lo que no podemos aceptar es que hayan voces, y peor a espaldas nuestras, que quieren tomar medidas que puedan afectar a un sector muy importante para la economía del Ecuador«, critica Leone, en referencia al sector pesquero que, precisó, «ha sido uno de los pocos que no despidió a nadie durante la pandemia».

Edgar Romero G.