viernes, noviembre 22, 2024
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La increíble historia del “gran impostor”: fue monje, predicador, doctor y profesor

Ferdinand Waldo Demara fue el hombre de las mil caras, el “Gran Impostor”, que engañó a todo el mundo.

Fue monje, director de una prisión, fue un famoso cirujano y hasta fue profesor en una universidad.

Nació en 1921 en Lawrence, Massachusetts. A los 16 años dejó a su familia y se unió a un grupo de monjes “para llevar una vida austera” como el hermano Marie-Jerome, según reporta el diario La Nación.

Unos años después, se sumó al Ejército de Estados Unidos pero con otro nombre, Anthony Ignolia. Las cosas no resultaron bien y decidió desertar.

Siguió usando el nombre de su excompañero en el Ejército, Anthony Ignolia, y se unió a la Marina pero no le fue bien, por lo que decidió cometer “suicidio” en un lago, dejando algunos de sus ropas en un muelle.

Tras su “muerte”, adoptó otra identidad, la de un oficial y psicólogo que estuvo con él en la Marina, llamado Robert Linton French.

Con esa identidad, dio clases de psicología en el colegio Gannon, en Pensilvania.

Cuando se aburrió de dar clases, se mudó a Los Ángeles, donde fue celador en un hospital. Fue allí que por primera vez tuvo problemas con la ley: el FBI lo arrestó por desertor y más tarde, cumplió una condena de 18 meses en la cárcel.

La villa estuvo bajo el agua durante años en Argentina y cuando bajó el nivel, resurgieron los restos de las construcciones cubiertas de sal.

Luego, Demara tomó la identidad de Cecil Hamman, un doctor experto en biología e investigador del cáncer.

Conoció al doctor Joseph Cyr, de la prestigiosa Universidad de Harvard, de quién tuvo acceso a todos sus títulos y documentos. Poco tiempo después, adoptó su identidad como el doctor Hamman.

Trabajó en un hospital psiquiátrico en en la Marina por varios meses pero fue trasladado a un destructor, el HMCS Cayuga, con destino a la guerra en Corea.

Antes de ver a sus pacientes, Demara estudiaba los procesos médicos a seguir, se los memorizaba para cada caso, según el diario La Nación.

Uno de esos procedimientos fue la extracción de una bala muy cerca del corazón de un soldado. Y lo hizo con éxito.

Tras 16 intervenciones, el doctor Cyr se convirtió en un héroe de la guerra y su imagen ocupó las portadas de los medios en Canadá, lo que fue una desgracia para Demara.

En su vida llegó comer 9 toneladas de metal.

La madre del verdadero doctor Cyr leyó las noticias y lo reportó a las autoridades. El falso Cyr fue deportado a Estados Unidos.

Luego fue instructor cristiano bajo el nombre de John Payne.

En 1952 la prestigiosa revista Life publicó la historia de su vida, que salió en la portada. Y el escritor Robert Crichton publicó un libro basado en su vida en 1959 que se llamó “El gran impostor”, que fue llevado al cine con Tony Curtis en el papel de Ferdinand Waldo Demara.

Ya conocido, se sumó al personal de la cárcel de Huntsville, en Texas, como personal jerárquico, bajo el nombre de Benjamin Jones, hasta que fue reconocido por un reo. Fue llevado a la cárcel pero el estado de Texas retiró los cargos en su contra.

Cada vez que le preguntaban por qué engañaba a la gente, respondía: “solo lo hago por picardía”.

Luego trabajó en una escuela y fue capellán en un albergue en Los Ángeles. En 1980 debió dejar el trabajo, donde usaba su nombre verdadero, por una diabetes que terminó con la amputación de sus piernas.

En junio de 1982 murió a raíz de un infarto.

Telemundo