Cómo hacer que tus frenos no chirríen hasta volverte loco
Una tiza deslizándose por la pizarra; un bebé llorando; ronquidos a tu lado mientras intentas dormir; frenos chirriantes… Sí, amigos, estos son los ruidos que nos vuelven locos, y no precisamente de felicidad. La mayoría se pueden evitar, pero muchos creen que el ruido de los frenos es simplemente algo a lo que hay que acostumbrarse. Estamos aquí para decirte justamente que no, que hay una manera de reparar los frenos y mantener en perfectas condiciones no sólo tu carro, sino que también tu salud mental y la de aquellos que te rodean.
¿Por qué ese insufrible ruido?
Antes de analizar las posibles soluciones a este dolor de cabeza, vale la pena señalar que sí, que a veces los frenos hacen ruido. Los chirridos intermitentes son perfectamente normales, especialmente teniendo en cuenta el clima en el que vives. Y si, a pesar del ruido (normal), tu carro frena sin problemas, no tendrías de qué preocuparte.
Dicho en palabras simples, el chirrido de los frenos es vibración. Específicamente, el ruido proviene de la interacción entre un disco de freno, una pinza y las almohadillas o pastillas. Los sistemas afectados emitirán un ruido cuando se aplique presión de la pinza al disco. Puedes pisar el pedal del freno con algo de fuerza o con delicadeza en cada maniobra de frenado, pero los frenos aún podrán hacer ruido debido al contacto entre la almohadilla y el disco.
Si notas que tus frenos sólo hacen ruido a veces, puede deberse a la humedad, la cual se convierte en óxido en la superficie del disco o de las almohadillas. Esto puede suceder de la noche a la mañana, provocando ruido hasta que todo el óxido se haya eliminado de los componentes.
Por su parte, los fanáticos de las pistas de carreras se verán obligados a aclimatarse al chillido de los frenos. El material utilizado para hacer las pastillas de freno de alto rendimiento es más resistente al calor y crea una mayor fricción, lo cual aumenta la frecuencia de resonancia en el rango audible. Por esta razón, muchos corredores de fin de semana eligen un compuesto de almohadilla que no sea lo suficientemente agresivo como para hacer tanto ruido, o intercambian las almohadillas para sus desplazamientos de entre semana.
En todos estos dos casos, no hay motivo de alarma. Pero si comienzas a escuchar un ruido “metálico-chillón” en lugar de un chillido constante y agudo, debes revisar tus frenos de inmediato. En este caso, es probable que se hayan desgastado las pastillas hasta las zapatas, y que estén deteniendo tu vehículo sin ninguna otra protección.
Herramientas y productos necesarios
Antes de meterte en la guía, aquí están algunas de las herramientas y productos más importantes que necesitarás, según la solución que prefieras:
- Alguna forma de protección para las manos (te recomendamos un par de guantes mecánicos con agarre incorporado).
- Un gato hidráulico (aquí puedes encontrar algunas buenas ofertas).
- Apretador o Sargento (C-Clamp).
- Llave de cruceta.
- Llaves de tuerca o de carraca (con múltiples tamaños).
- Grasa de freno o antiagarrotamiento
- Adhesivo anaeróbico
Cómo silenciar el ruido
No todos los sistemas de frenos de los autos chirriarán, pero los que lo hacen generalmente pueden repararse en pocas horas. En primer lugar, deberás decidir si deseas amortiguar el ruido o cambiar los componentes para evitar el sonido por completo.
La primera y más simple solución es cambiar las almohadillas o pastillas. Dependiendo de qué compuesto elijas, esta solución puede ser un poco costosa ($100- $200), pero es la mejor manera de eliminar las condiciones que provocan los chirridos. Si estás usando pastillas Kevlar, es posible que desees probar un compuesto metálico o de cerámica. Hay un millón de proveedores, y —por supuesto— todos te prometen la mejor vida útil de sus pastillas, una excepcional potencia de frenado y un buen precio, por lo que tendrás que hacer una investigación exhaustiva sobre lo que sea mejor para tu marca, modelo y billetera.
Si no deseas cambiar las almohadillas, otra opción es insertar una cuña de teflón entre la almohadilla y el pistón de la pinza. Esto no funcionará para todos los sistemas de frenos, ya que algunos están diseñados sin margen de espacio para que una cuña encaje sin hacer que la almohadilla se arrastre por el disco. Podrías desgastar tu almohadilla a propósito, pero eso sería una simple pérdida de dinero.
Otra solución más temporal sería recubrir la pastilla de freno con grasa de freno o antiadherente para amortiguar la frecuencia de vibración.
La modificación final, y tal vez la mejor (de acuerdo con Popular Mechanics) es mover la placa de las pastillas al pistón o carcasa de la pinza. Hacerlo aumenta la masa del pistón y cambia la frecuencia de vibración a un punto donde no chillará. Para que la placa se adhiera, necesitarás el adhesivo adecuado. Popular Mechanics sugiere un adhesivo anaeróbico que se aplica como una película o sustancia pegajosa. Cuando presiones la placa firmemente contra el pistón/carcasa, el adhesivo se pegará como un tornillo de banco y resistirá la corrosión causada por la suciedad y el agua.
Para finalizar
Si lo has intentado todo y el chillido no se acaba, asegúrate de que tu vehículo no tenga un problema mayor. Si existe la posibilidad de que el fabricante pague una solución, pues ya lo sabes: ésa es siempre la mejor solución.
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