«A partir de la pandemia, todo ha empeorado»: El declive económico de España se refleja en las crecientes ‘colas del hambre’
Algunas organizaciones solidarias españolas han tenido que multiplicar su actividad por diez para dar cobertura a toda la demanda que reciben en esta segunda ola de contagios de coronavirus.
La cifra de parados en España ha aumentado en 25.269 personas en noviembre, registrando así su mayor alza en este mes desde el año 2012, según datos publicados este miércoles por el Ministerio de Trabajo y Economía Social. Este incremento sitúa el número global de desempleados en 3.850.000.
El de los servicios es el sector más castigado por una creciente destrucción de empleo asociada primordialmente a las restricciones impuestas para frenar la propagación del coronavirus.
El incremento del desempleo es un claro indicador de un declive económico que también está provocando un aumento de la pobreza extrema, que tiene su reflejo cotidiano en las llamadas ‘colas del hambre’, las filas de personas que cada día acuden a organizaciones benéficas solidarias a recibir ayuda alimentaria básica.
«Nunca me imaginé estar en esta situación»
Narcisa Molina es una de esas personas a las que su situación económica obliga a buscar ayuda alimentaria. Vive con su hija y no tiene dinero para pagar su piso. Tenía su trabajo, pero hace unos meses lo perdió a causa de la crisis sanitaria. «Es la primera vez que vengo a pedir«, indica, declarándose «abatida» por las circunstancias en las que se halla. «Nunca me imagine estar en esta situación», agrega.
Lidia Babiano es voluntaria en la Fundación Madrina, una de las organizaciones solidarias más activas en la lucha contra la pobreza extrema en Madrid. Su punto de vista refleja las proporciones del recrudecimiento de la situación en España: «A partir de la pandemia, todo ha empeorado –explica–. Nuestra ayuda se ha tenido que multiplicar por diez en la actualidad para poder asistir a todas las familias que lo necesitan».
Sin acceso a subsidios públicos
Este tipo de organizaciones y los diversos comedores sociales que se reparten por España constituyen la única red de salvamento asistencial a la que pueden recurrir muchas personas, que por diversos motivos no tienen a su alcance los subsidios del Gobierno.
«La gente que nosotros tratamos es gente que no tiene documentación, y consecuentemente, no pueden recibir ayudas», explica en este sentido Alberto Vera, voluntario en la parroquia de San Roman, también en Madrid.
Vera describe a grandes rasgos el perfil de persona que suele acudir a buscar ayuda: «Básicamente son mujeres y familias monoparentales«, explica, detallando que aproximadamente «un 70 % son hispanos de la América andina«.
En esta segunda ola de la pandemia, alrededor de 600 personas reciben alimentos diariamente en este comedor, en el que la actividad se ha duplicado con respecto al año pasado. De hecho, la demanda es tan alta que sus promotores han tenido que limitar estos servicios a las familias del barrio.
Varias organizaciones como Oxfam Intermon o la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social (EAPN) advierten de la alta vulnerabilidad económica de casi 10 millones de personas, cuya situación se ve seriamente agravada por el impacto de la pandemia.
RT espanol