X mató a Twitter y estamos asistiendo a un largo funeral
Fue un 27 de octubre de 2022 cuando Elon Musk comenzó su aventura del terror por Twitter, adquiriendo la red social creada por Jack Dorsey, e inmediatamente despidiendo a buena parte de los viejos paladines de la plataforma. Ya se cumple un año desde ese momento, que dio inicio al tiro de gracia al pajarito azul, y su reemplazo por una X.
Y ese momento que estuvo precedido por el cambio de logo por el perro de Dogecoin y por una serie de especulaciones, que llevaron a la salida de Musk como CEO y la llegada de Linda Yaccarino, han iniciado un largo funeral.
De la aplicación para todo a pedir limosna
La ambición central de Elon Musk ha sido siempre tener con X una «aplicación de todo» que maneje mensajería, redes sociales, audio, video, pagos y compras en línea.
Sin embargo, el abrupto cambio de marca dejó muertos en el camino, una fuga masiva a otras apps, la molestia y la inacción de los personajes influyentes, la caída abrupta de usuarios, y sobre todo la salida de auspiciadores.
Eso además de los problemas internos. Uno de los primeros actos de Musk como propietario de Twitter fue despedir aproximadamente al 50% de los 7.500 empleados de la plataforma.
Evan Hansen, entonces director de curaduría de la plataforma, fue una de las miles de personas despedidas abruptamente por un propietario que había afirmado antes de la adquisición que la plataforma tenía un sesgo de «muy extrema izquierda».
«Él creía que nuestro equipo estaba sesgado… que todo el equipo de moderación promovía activamente las conversaciones liberales y era parcial con las conservadoras», dice Hansen, quien había tenido una larga carrera como respetado periodista de tecnología antes de unirse a Twitter en 2016.
La crisis comenzó a mostrar signos patentes. Como muestra un botón: las visitas a X cayeron un 10% respecto al mes anterior a 5.8 millones en septiembre, según la firma de datos Similarweb.
Pero eso además se ha acrecentado con proliferación y falta de control sobre las noticias falsas, una batalla que Musk prometió combatir junto con los trolls desde el día 1.
Yaccarino dijo en una conferencia en septiembre que X sería rentable el próximo año, que la participación de los usuarios había aumentado «drásticamente» y que los anunciantes estaban regresando, a pesar de indicar que el número de usuarios diarios había caído a alrededor de 225 millones.
Pero además hay un enorme déficit de pago con los bancos según The Wall Street Journal.
Bloomberg resume bastante bien esta crisis económica:
«El eje principal del plan de Musk para Twitter (ahora llamado X) era alejarse de la publicidad y optar por suscripciones pagas. Un nuevo análisis del investigador independiente Travis Brown estima que entre 950.000 y 1,2 millones de personas pagan ahora por el servicio premium mensual de 8 dólares de X. Eso significa que X convenció a menos del 1% de los usuarios para que se registraran, y se traduce en ingresos de menos de 120 millones de dólares anuales por el servicio de suscripción de la compañía, sin incluir las tarifas de las tiendas de aplicaciones de Apple Inc. y Google.
Esto no es un sustituto de los ingresos por publicidad de los que dependía Twitter en la era anterior a Musk: unos 4.500 millones de dólares en su último año completo como empresa pública. Mientras tanto, muchos de los principales anunciantes de X, como Mondelez International, Coca-Cola, IBM y HBO, están gastando menos que antes de que Musk asumiera el mando, en gran parte debido a las políticas que ha implementado y que han hecho que el servicio sea más caótico e impredecible. En conjunto, los cinco principales anunciantes de X están gastando un 67% menos en anuncios que antes de la adquisición, según datos de la firma de inteligencia de mercado Sensor Tower. Algunas grandes agencias de publicidad han dicho que no planean gastar dinero en X en absoluto».
La aparición de Threads
Mark Zuckerberg olió la sangre y fue por darle la estocada final a X (ex Twitter), fue así como decidió dar marcha a Threads, un servicio de mensajería casi idéntico al fallecido pájaro azul, pero con una base de datos inicial enorme gracias a Instagram.
En el aniversario nefasto de la adquisición de Elon Musk de Twitter, los escombros los recogió hoy el jefe de Instagram, Adam Mosseri, quien sigue esperanzando en el día en que lograrán convertirse en la plataforma número 1 de conversación e intercambio de ideas.
«De hecho, estamos debatiendo esto en este momento internamente», dijo Mosseri. «Creo que la aspiración a largo plazo es ser la plataforma de facto para las conversaciones públicas en línea, que tiene que ver tanto con la relevancia cultural como con el tamaño general de Threads».
Mosseri señaló que Threads «obviamente» no es la plataforma de conversación pública más grande en este momento, diciendo que X, anteriormente Twitter, tiene ese título. Se siente alentado por las perspectivas de Threads, diciendo que «creo que tenemos la oportunidad de superarlos», incluso si X tiene «una gran ventaja y tenemos un largo camino por recorrer». (El CEO de Meta, Mark Zuckerberg, anunció esta semana que Threads tiene «poco menos» de 100 millones de usuarios activos mensuales).
Resumen: estamos en el funeral de Twitter (X)
Ya no queremos seguir llorando a Twitter, porque ciertamente murió hace varios meses, pero en este largo funeral es la hora de la resignación y de ver por qué se llegó a este punto de no retorno.
La mejor conclusión la hizo Casey Newton en su newsletter:
«Musk prohibió temporalmente a los periodistas críticos y les quitó el resto de sus credenciales de verificación; ordenó el desarrollo de un sistema que mostrara primero sus tuits ; eliminó los titulares de los enlaces y creó un sistema que financió la difusión de información errónea . Restableció a los usuarios prohibidos en la plataforma y demandó a una organización sin fines de lucro que acusó a la compañía de difundir discursos de odio».
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