Cómo un hombre vendió durante 25 años un ‘barro milagroso’ para curar cualquier enfermedad pero que en realidad le llevó a la ruina
El pasado mes de mayo en las redes sociales aparecieron múltiples fotos y videos que mostraban a internautas bebiendo tarros de un líquido negro, untándose la cara y los pies con una pasta negra, o sumergiendo a bebés y perros en tinas de agua negra.
La sustancia en cuestión es un producto que la empresa canadiense Black Oxygen Organics (BOO) comercializaba como ácido fúlvico, un compuesto derivado de plantas en descomposición extraído de una turbera de la provincia de Ontario. La compañía lo vendía por 110 dólares, más gastos de envío, y en su página web lo anunciaba como «el producto final y la partícula más pequeña de la descomposición de materia orgánica antigua». «Lo puede tomar cualquier persona de cualquier edad, y también los animales», afirmaba el anuncio, señalando que el ‘barro milagroso’ tiene muchos beneficios, como la mejora de la función cerebral, la salud cardíaca y la eliminación de toxinas.
Mientras tanto, múltiples publicaciones en docenas de grupos de Facebook, creados y supervisados por vendedores de BOO, prometían que, más allá de las aplicaciones cosméticas, el producto puede curarlo todo, desde el autismo hasta el cáncer, la enfermedad de Alzheimer o el coronavirus.
I saw the first posts in May. People drinking jars of black liquid, slathering black paste on their bodies, dipping their babies and dogs in it. They were ads for BOO, short for Black Oxygen Organics. BOO is dirt. You could buy 4.5 ounces of it…for $110 plus shipping. pic.twitter.com/9P0H4RguSh
— Brandy Zadrozny (@BrandyZadrozny) December 2, 2021
Los productos de Black Oxygen Organics no se podían adquirir en las tiendas, sino que los comercializaban vendedores individuales que, teóricamente, se beneficiaban tanto de sus propias ventas como de las ventas de los comerciales a los que habían reclutado. Se trata de un tipo de negocio con un modelo de beneficio descendente y creciente conocido como ‘mercadotecnia multinivel’ o ‘MLM’, por lo que los críticos han etiquetado a BOO y a compañías similares como estafas piramidales.
Un increíble éxito en medio de la pandemia
A finales de verano, los anuncios en línea de Black Oxygen Organics habían llegado a millones de internautas y el producto se vendió en cantidades que sorprendieron incluso a sus propios ejecutivos, aunque el empresario detrás de la compañía lleva 25 años vendiendo barro en varias formas, según muestran videos de las reuniones obtenidos recientemente por NBC News, que realizó una investigación.
En una llamada vía Zoom vista por el medio, el vicepresidente de desarrollo de negocios de BOO, Ron Montaruli, dijo en septiembre a los distribuidores que la compañía había captado a 21.000 vendedores y 38.000 nuevos clientes. En los últimos seis meses, las ventas se habían disparado de 200.000 dólares al mes hasta casi 4 millones, agregó.
Este vertiginoso aumento tiene una explicación: distintos grupos en las redes sociales de buscadores de salud alternativa y escépticos de las vacunas anticovid proporcionaron una buena audiencia y una base de clientes para un nuevo tipo de ‘medicina espectáculo’.
Elevados niveles de plomo y arsénico
Sin embargo, el éxito tuvo un precio. El auge de Black Oxygen Organics, así como de otros MLM en Internet, suscitó las críticas de activistas, que crearon grupos en Facebook para concienciar sobre lo que describen como prácticas depredadoras de las empresas de MLM y han organizado campañas para desbaratar negocios concretos.
Los activistas se infiltraron en la comunidad de BOO, inscribiéndose como vendedores y asistiendo a las reuniones de ventas, para luego informar al grupo de lo que habían visto e instar a sus miembros a presentar denuncias oficiales ante la Comisión Federal de Comercio de EE.UU. y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Además, descubrieron que la ciénaga de la que procedía la turba de BOO parecía limitar con un vertedero, por lo que enviaron muestras del producto a laboratorios para su análisis.
A su vez, las autoridades sanitarias de Canadá y EE.UU. también han tomado en los últimos meses medidas contra BOO, iniciando retiradas y retenciones de producto en la frontera. Así, la FDA estadounidense advirtió este viernes que «los consumidores que hayan adquirido el polvo y las pastillas Fulvic Care de Black Oxygen Organics deben dejar de utilizar inmediatamente los productos» y tirarlos, ya que estos contienen «niveles elevados de plomo y arsénico».
«La exposición continuada a niveles elevados de estos metales puede dar lugar a graves riesgos para la salud y puede afectar a personas o animales de cualquier edad o estado de salud», informó la agencia gubernamental, subrayando que esto «puede ser especialmente perjudicial para las poblaciones vulnerables, como los bebés, los niños pequeños, las mujeres embarazadas y sus fetos, otras personas con problemas de salud crónicos y los animales domésticos».
La semana pasada, la compañía comunicó que cerraba definitivamente. «Con gran pesar debemos anunciar el cierre inmediato de Black Oxygen Organics», rezaba un correo electrónico que recibieron los clientes. Los detalles de la nota eran escasos, pero los ejecutivos y empleados de Black Oxygen ofrecieron una explicación en las reuniones de Zoom. Según el presidente de BOO, Carlo Garibaldi, la compañía logró superar las quejas de la Comisión Federal de Comercio, las incautaciones de la FDA, las retiradas de Health Canada (organismo gubernamental canadiense responsable de la salud pública) y lo que ellos consideran la mafia en línea. Pero el «golpe fatal» llegó cuando su distribuidor en línea los dejó de lado como clientes, agregó.
El anuncio supuso el aparente fin de una de las empresas de mayor éxito que se han subido al tren del interés por las medicinas alternativas de venta directa y en línea: aceites, suplementos, hierbas, elixires y los llamados superalimentos que refuerzan la inmunidad y que, a pesar de la preocupación generalizada sobre su eficacia y seguridad, constituyen una industria multimillonaria poco regulada.
Ahora, el futuro de BOO es incierto. Decenas de miles de bolsas de productos permanecen en los almacenes, según los ejecutivos de la empresa, pero es poco probable que los vendedores reciban pedidos, reembolsos o comisiones. «La demanda federal continuará», dijo Matt Wetherington, un abogado que representa a cuatro compradores de BOO del estado de Georgia que en noviembre presentaron una demanda contra la empresa, afirmando que les vendieron negligentemente un producto con «niveles peligrosamente altos de metales pesados tóxicos», lo que provocó daños físicos y económicos.
¿Quién es el ‘hombre del barro’?
La creación de Black Oxygen Organics fue idea de Marc Saint-Onge, un empresario de 59 años de la localidad canadiense de Casselman, informa NBC News. En varias entrevistas, Saint-Onge se describe a sí mismo como ortoterapeuta, naturópata, kinesiterapeuta, maestro de ‘reiki’, médico holístico, herborista y aromaterapeuta. Recientemente señaló en un pódcast que en 1989 las autoridades canadienses lo acusaron de practicar la medicina sin licencia y le impusieron una multa de 20.000 dólares. «Entonces mi clínica pasó a la clandestinidad», añadió.
El empresario lleva vendiendo barro desde principios de la década de 1990. Según un artículo publicado en 1996 en The Calgary Herald, Health Canada lo obligó a retirar una primera versión de su producto de lodo, porque lo comercializaba para tratar la artritis y el reumatismo sin ninguna prueba que justificara sus afirmaciones.
Luego comenzó a vender baños de lodo bajo otra etiqueta, y siguió con esta actividad hasta que encontró un método para hacer realidad su sueño, «una manera de hacer una pequeña extracción secreta» para que el barro se disuelva en el agua, declaró. En 2015, con la fundación de su empresa NuWTR, que luego se convertiría en Black Oxygen Organics, Saint-Onge por fin había inventado un barro que las personas podía beber, dijo. Al año siguiente, comenzó a venderse a sí mismo como ‘coach’ de negocios, y en su página web personal presumía de su valía: «Vendo barro embotellado». «Deja que te enseñe a vender cualquier cosa», añadía el mensaje autopromocional.
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