La jueza Barrett sirvió en escuelas con políticas en contra de los homosexuales
Amy Coney Barrett, postulada a la Corte Suprema, sirvió casi tres años en la junta de escuelas cristianas privadas que prohibían la admisión de hijos de parejas del mismo sexo y desalentaban la presencia de maestros gays y lesbianas.
Las políticas discriminatorias hacia la comunidad LGBTI y sus hijos rigieron durante años en las Trinity Schools Inc., desde antes de que Barrett se incorporase a la junta en el 2015 y también mientras ella sirvió.
Las tres escuelas, en Indiana, Minnesota y Virginia, están afiliadas a People of Praise, una comunidad que tiene una interpretación propia de la Biblia.
Barrett y su esposo son miembros desde hace mucho tiempo de esa congregación. Al menos tres de los siete hijos de la pareja cursaron estudios en Trinity School de Greenlawn, en South Bend, Indiana.
La Associated Press habló con más de dos docenas de personas que tuvieron contacto con las Trinity Schools o son exmiembros de People of Praise.
Dicen que las enseñanzas de la comunidad han sido consistentes a lo largo de décadas: La homosexualidad es abominable, solo se puede tener relaciones sexuales en el matrimonio y el matrimonio solo es posible entre un hombre y una mujer.
Randy Serrano tiene la información.
Los entrevistados dijeron a la AP que la conducción de Trinity comunicó políticas anti-LGBTI en reuniones, charlas privadas, acuerdos de admisión en las escuelas, contratos laborales, folletos y publicaciones.
“Las Trinity Schools no discriminan ilegalmente en lo que respecta a la raza, el color (de la piel), el género, el origen nacional, la edad, incapacidades y otras clasificaciones protegidas por la ley”, afirmó el presidente de Trinity Schools John Balsbaugh en un correo electrónico.
Las enseñanzas de las escuelas y de la organización sobre la homosexualidad y el trato de la comunidad LGBTI son más duras que las de la iglesia católica.
Cuando el senador Ben Sasse (R / NE) le pidió que nombrara las libertades que protege la Primera Enmienda, la jueza Amy Coney Barrett no pudo proporcionar las cinco.
En un documental difundido el miércoles, el papa Francisco apoyó las uniones civiles por primera vez como pontífice y dijo en una entrevista: “Los homosexuales tienen derecho a estar en familia. Son hijos de Dios”.
Los puntos de vista de Barrett sobre los derechos de los gays fueron debatidos en las audiencias de confirmación del Senado la semana pasada.
Pero no se habló de su afiliación a People of Praise ni de su papel en las Trinity School, a pesar de que la mayoría de las personas que hablaron con la AP dijeron que sería hostil hacia los derechos de los gays de ser confirmada.
Su tendencia conservadora marcaría una postura fuerte en la Corte Suprema en temas claves como inmigración, el aborto y el porte de armas, entre otros, advierten expertos.
Suzanne B. Goldberg, profesora de la Facultad de Derecho de Columbia, dijo que las escuelas privadas pueden fijar sus criterios de admisión.
Y que las Trinity probablemente no están incluidas en un reciente fallo de la Corte Suprema que declara ilegal la discriminación contra las personas LGBTI en los trabajos porque es una institución religiosa.
Agregó, no obstante, que “cuando un miembro del servicio judicial se asocia con una institución que incurre en actos discriminatorios por cualquier razón, es importante analizar más de cerca cómo eso afecta la capacidad del individuo de darle a todos los casos una evaluación justa”.
Tiene 48 años y siete hijos. Conoce un poco de su historia.
La AP envió preguntas detalladas a Barrett y a la oficina de prensa de la Casa Blanca. En lugar de ofrecer respuestas directas, el portavoz de la Casa Blanca Judd Deere acusó a la AP de atacar a la jueza.
“Dado que los demócratas y la prensa no pueden cuestionar las brillantes calificaciones de la jueza Barrett, apelan a patéticos ataques personales… a pesar de que la Corte Suprema ha reafirmado en numerosas ocasiones que las escuelas religiosas están protegidas por la Primera Enmienda” de la constitución, expresó Deere en un correo electrónico.
La primera enmienda protege la libertad religiosa y de expresión.
Ahora el Senado debe confirmar a la nominada.
Casi todos los entrevistados por la AP son gays o tienen familiares gays. Dijeron sentirse “asustados”, cuando no “aterrorizados”, por la idea de que Barrett acceda a la Corte Suprema.
Tom Henry trabajó con el servicio de admisiones de la Trinity School de Eagan, Minnesota en el 2017.
Cuando una madre lesbiana le preguntó si la Trinity admitía personas gays, Henry, quien es gay, dijo que se le había instruido no contestar preguntas sobre People of Praise o las políticas de Trinity.
La conservadora recuerda a los magistrados Ruth Bader Ginsburg y Antonin Scalia en su discurso.
Agregó que le preguntó luego al director de entonces, Balsbaugh, cómo debió haber respondido.
“Me miró a los ojos y me dijo: La próxima vez que pase esto, les dices que no son bien vistos aquí”, relató.
Balsbaugh dijo que tiene un recuerdo “muy diferente” de esa conversación, pero no quiso entrar en detalles.
Varios documentos de Trinity dicen que solo se permiten las relaciones sexuales en un matrimonio, y que el matrimonio solo puede ser entre un hombre y una mujer.
“La inmoralidad sexual alevosa (por ejemplo, fornicación, adulterio, actos homosexuales, etc.) no tiene lugar en la cultura de las Trinity Schools”, dice un contrato laboral conseguido por la AP.
Andrea Turpin-Kings se inscribió en la escuela de Trinity de South Bend en 1990, poco después de que su padre fuese asesinado a la salida de un bar gay. Contó que una de sus profesoras dijo en una clase que todos los gays se irán al infierno.
“Yo pensaba en mi padre, en lo mucho que extrañaba sus abrazos”, expresó Turping-King a la AP. Agregó que le dijo a la profesora que ella no estaba de acuerdo. “Y ella me dijo que yo también me iría al infierno”.
Telemundo