jueves, abril 25, 2024
Tecnologia

Las selfies mortales ya son un problema de salud pública

El surgimiento de redes sociales de fotos como Instagram y los teléfonos con cámaras frontales como el iPhone 4 (2010) provocaron que las selfies se volvieran inmensamente populares, situación que se ha mantenido con el tiempo.

Al comienzo, estos autorretratos se tomaban en lugares comunes, incluso adentro de la casa simplemente con un espejo, pero ahora los esfuerzos por conseguir una fotografía con un fondo increíble están causando que los jóvenes arriesguen su vida en lugares peligrosos. Eso es lo que indica un estudio de la Fundación iO, organización con sede en Madrid, España, especializada en medicina tropical y del viajero.

Selfies

¿Qué dicen las cifras?

El estudio, que próximamente será publicado en la revista científica Journal of Travel Medicine, revela que entre enero de 2008 y julio de 2021 han muerto al menos 379 personas en el mundo por tomarse una selfie “arriesgada”, es decir, una cada 13 días. Además, una de cada tres de estas personas fallecidas se encontraba de viaje.

Si bien se produjo un breve paréntesis debido a la pandemia de COVID-19, la tendencia de tomarse fotos en lugares de alto riesgo ha resurgido con fuerza en la primera mitad de 2021, ya que ha habido 31 accidentes mortales a pesar de que las restricciones de viaje aún están vigentes.

De acuerdo con la Fundación iO, las tres principales causas de muerte han sido caídas desde grandes alturas, medios de transporte y ahogamientos, y muchas de ellas son el resultado de turistas que asumen riesgos en lugares con los que no están muy familiarizados.

De los fallecidos, 141 eran foráneos y 238 locales. Esto evidencia que la tendencia a asumir riesgos es mucho mayor entre los viajeros si consideramos que solo una pequeña fracción de la población mundial está de viaje en un día determinado.

La mayor cantidad de muertes se han producido por caídas de altura como cataratas, acantilados y azoteas, con 216 casos, luego están los accidentes vehiculares con 123 fallecidos, los ahogamientos con 66, el uso de armas de fuego y accidentes eléctricos con 24 en cada circunstancia, y los acercamientos a animales con 17 casos.

Respecto a las edades, el estudio muestra que los accidentes mortales son más frecuentes en jóvenes de hasta 19 años, que abarcan 41 por ciento, y en veinteañeros, con un 37 por ciento del total, siendo la edad media de las personas fallecidas 24.4 años. Un 58.06 por ciento de los casos correspondieron a hombres y 41.94 a mujeres.

Selfie de un grupo de jóvenes indios.

Por otro lado, los países con más personas fallecidas debido a las selfies arriesgadas son India con 100, Estados Unidos con 39 y Rusia con 33, en una lista formada por más de 50 regiones y en la que España, con 15, comparte el sexto lugar junto a Australia.

La Fundación iO también ha expuesto las ubicaciones más peligrosas para tomarse selfies en el mundo: las cataratas del Niágara (en la frontera de Canadá y Estados Unidos), el Glen Canyon (Estados Unidos), el Taj Mahal y el valle de Doodhpathri (India).

Otros lugares catalogados como peligrosos para tomarse fotos son el Charco del Burro (Colombia), la playa de Penha (Brasil), la catarata de Mlango (Kenya), los montes Urales (Rusia), la isla Nusa Lembongan (Indonesia) y el archipiélago de Langkawi (Malasia).

Las cifras son preocupantes, pero incluso pueden ser peores, ya que el estudio abarca las muertes más visibilizadas. Los datos han sido recopilados gracias a una herramienta de inteligencia epidemiológica llamada Heimdllr Project, que rastrea todas las publicaciones sobre estos sucesos, como noticias, comunicados y alertas, en seis de los idiomas más utilizados en el mundo: inglés, español, francés, alemán, portugués e italiano.

De esa manera, el estudio deja afuera a las muertes que no han sido informadas por los medios y las noticias que han sido publicadas en otros idiomas y no tienen traducción, junto con las cifras de accidentes graves pero no letales provocados por los intentos de selfies en sectores peligrosos.

La muerte de influencers

Las noticias protagonizadas por este tipo de muertes han llamado la atención en los últimos años, sobre todo al tratarse de personas populares en redes sociales, como el caso de la Sofia Cheung.

La influencer de 32 años originaria de Hong Kong era conocida por publicar fotos en lugares arriesgados en sus redes, ya fuera colgando de una roca o haciendo poses de yoga en las cúspides de alguna montaña.

Por desgracia, Cheung murió en julio de este año al intentar tomarse una selfie en una cascada del parque Ha Pak Lai, cuando estaba de paseo con unos amigos. Según los testigos, Cheung perdió el equilibrio y cayó en la piscina de las cataratas desde unos cinco metros de altura.

Sofia Cheung.

Otro caso que impactó a los internautas fue el de la taiwanesa Gigi Wu, conocida en redes por subir montañas en bikini y fotografiarse en las cumbres, las cuales muchas veces estaban llenas de nieve.

Gigi Wu falleció en enero de 2019 tras caer por un barranco. Y si bien eso no fue lo que le causó la muerte, la caída le provocó varias heridas en las piernas que le impedían moverse. De alguna manera logró llamar a los servicios de emergencia, pero finalmente murió por hipotermia, ya que su vestimenta no se adecuaba al entorno en el que se encontraba.

¿Por qué la gente arriesga su vida por una selfie?

Manuel Linares Rufo, presidente de la Fundación iO e investigador principal del estudio, ha tratado de explicar por qué se producen estas muertes y qué motiva a las personas a arriesgar su vida por una selfie.

“Las redes sociales premian los contenidos más extremos, porque funcionan con unas dinámicas por las que son estos los que logran captar más atención. El premio de hacerse una selfie muy arriesgada es la valoración social y esto te da una sensación de adrenalina con cada like que recibes”, dice Linares Rufo (vía El País).

“Esto, a su vez, lleva a algunas personas que necesitan más esta validación social a adentrarse en nuevas vías en busca de límites y nuevas recompensas, y ahí está la capacidad de cada uno de calibrar si ese premio merece la pena por el riesgo o no”, agregó el investigador.

El psiquiatra Enrique García Bernardo refuerza la idea de Linares Rufo, pues menciona que el incremento de las muertes por las selfies se debe en gran parte a las redes sociales: “Estas imágenes se han convertido en una forma rápida de obtener un reconocimiento inmediato, fácil y superficial. Lo que más cotiza son los seguidores y likes, y no el logro a través de lo más elaborado. Es un mecanismo social de reafirmación que se ha extendido en los últimos años”.

“Sobre esto, hay personas más proclives a incurrir en conductas de riesgo. Según las categorías ligadas al temperamento definidas por Robert Cloninger (psiquiatra estadounidense), son aquellas que más tienden a buscar nuevas sensaciones y cuyo comportamiento está menos condicionado por la evitación del daño”, agregó García Bernardo.

Una selfie en Dubái.

Las selfies son un problema de salud pública

Para Linares Rufo, esta tendencia de los aficionados a las selfies “es un problema emergente que, por las dimensiones que ha adquirido, ya puede considerarse de salud pública”.

Lo que hace el estudio de la Fundación iO es “ayudar a dimensionar” lo que está ocurriendo y funciona como primer paso para tomar medidas para evitar que los jóvenes busquen tomarse selfies en lugares peligrosos.

Desde la fundación afirman que los profesionales de la medicina del viaje deberían comenzar a aconsejar rutinariamente a las personas que viajan sobre cómo tomarse una selfie de manera responsable, y que es “algo en lo que se debería implicar también a los fabricantes de teléfonos, programadores de aplicaciones y administraciones”.

También proponen identificar los lugares más peligrosos y alertar a los visitantes, como ya se implementa en Benidorm, España.

Según un portavoz, la policía local vigila “los puntos más sensibles en sus reuniones diarias de seguridad y los agentes intervienen ante la mínima conducta de riesgo, incluso utilizando los drones que vigilan lugares muy frecuentados”. Sin embargo, también pretenden realizar charlas en los colegios para evitar que los niños y jóvenes tengan la necesidad de sacarse selfies que pongan en peligro su vida.

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